“No merezco este tipo de reconocimientos. Lo que he hecho por mi Club, ha sido sin esperar nada a cambio. Lo único que deseo, es que los nuevos socios o quienes llevan menos años en este Club, tomen como ejemplo a quienes hemos levantado una institución dejándola en un lugar importante a nivel nacional, y que entreguen su mejor esfuerzo sin esperar mayor recompensa que la satisfacción del deber cumplido”
Estas fueron sus palabras en la última reunión a la que asistió, el día martes 4 de Septiembre del 2012. Había tenido una mejoría en su estado de salud, y aprovechó para decirle a sus hijos lo llevaran a la reunión para recibir la insignia que se había diseñado para los Directores y Socios Honorarios. Quiso entregar un mensaje a los Socios más nuevos, marcando la senda que siguieron los viejos que un día decidieron formar un Club de Huasos acá en Santiago.
Sobre su caballo “Huascazo”, por años fue el Abanderado del Club. En diferentes Directorios, sirvió como Tesorero, pero su principal característica fue su forma directa y honesta de enfrentar la vida.
Querido Enrique, hoy ensillas tu caballo para dejarnos y partir hacia la eternidad; lleva contigo en las alforjas del recuerdo nuestra amistad y nuestro sentir. Sobre el anca de tu caballo irá el amor de tu familia; y en tu corazón, la pasión y sentimiento verdadero de haber sido un Huaso del “Gil Letelier”.