También de esta época son las primeras caricaturas en las que se representa a Chile como un huaso de manta y faja. El huaso, como personaje de la idiosincrasia nacional, va tomando importancia en el diario vivir de la Patria, y así es invitado para que un grupo de ellos desfile por primera vez en la Parada Militar del 19 de Septiembre de 1931. Como el traje de gala todavía no terminaba de definirse, el aspecto de aquellos orgullosos primeros huasos en desfilar ante el Presidente de la República y altas autoridades del país, era algo irregular. Desde esa fecha en adelante, nunca más faltaron los huasos bien pinteados en el parque.
Sin embargo, este reconocimiento al hombre de campo solo permitía su presentación en formación de escuadrones frente al palco presidencial. No se detenían para un esquinazo folclórico, no exhibían bailes representativos ni tampoco el mandatario brindaba por la Patria con un “Cacho de Chicha”. Pero fue así hasta la Parada Militar de 1948. En esa oportunidad los huasos montados, quienes ya lucían tenidas de gala mostrando sus chamantos finamente tejidos, cabalgaduras corraleras y sombreros de paño, iniciaron la presentación de la agrupación tal cual se hace hoy, al inicio de la Parada Militar. En esa oportunidad, de forma espontánea, uno de ellos se acerca a la tribuna y ofrece un brindis de chicha en cacho al mandatario.
En aquella ocasión, fue el Presidente don Gabriel González Videla quien recepcionó el gesto y bebió en medio de los aplausos del público asistente. Este acto fue graficado por los periódicos de la época, ya que nunca antes se habia realizado, marcando con ello el inicio de una tradición que ha logrado mantenerse hasta nuestros días. Esta tradición insertada a fuego dentro de las celebraciones en el Día de las Glorias del Ejército, cumplirá 62 años.
Nuestra institución es la portadora de un rito folclórico iniciado por un grupo de huasos aún sin una identidad corporativa, pero sí con el espíritu y entusiasmo que luego conformaría las filas del Club de Huasos de Chile “Gil Letelier”, nombre utilizado en sus inicios, conformando la institución corralera más antigua de Chile.
COMIENZA A FORMARSE LA TRADICIÓN
De igual forma que los 2 años anteriores, el Presidente González Videla recibió el saludo de los hombres de nuestros campos. Esa tarde del 19 de Septiembre de 1950, llovía de forma intensa sobre Santiago, pero esto no fue impedimento para que el grupo de huasos acercara sus cabalgaduras a la tribuna presidencial y, ofrecieran un “Cacho de Chicha” finamente ornamentado para el brindis del mandatario, por la Patria, su Ejército y el bienestar de la nación. En esa ocasión, fue uno de los hijos de uno de esos huasos quien tuvo la oportunidad de entregar en manos del mandatario el ya tradicional brindis. Por las fotos de la época encontradas en los periódicos, puede apreciarse que se trata de un pequeño de no más de 8 años. Cómo poder ubicar o conocer la identidad de este huasito, quien a su temprana edad marcaba ya un gesto que hoy reviste una importancia que trasciende fronteras.
“Todo sea por la Patria, así tiene que ser la cosa”
Muchas son las anécdotas que pueden contar los huasos que han ofrecido el brindis a los diferentes Presidentes en sus respectivos mandatos. Por eso creo necesario dar a conocer lo sucedido en la Parada Militar de año 1951. De acuerdo a lo registrado por el periodista del diario El Mercurio, antes de dar inicio al desfile de las fuerzas de presentación, un grupo de 50 huasos se acercó hasta la tribuna para el saludo y brindis que el mundo campesino traía al Presidente González Videla. El cacho era finamente labrado y tenia los colores nacionales. Para no variar la versión, creo necesario transcribir lo escrito en el matutino:
Esta es la 1ra. parte de una historia que marca los inicios de la vida del Club Gil Letelier. Debemos sentirnos orgullosos de poder mantener en el tiempo una tradición inserta en otra tradición importante del país, como lo es la Parada Militar en honor a las Glorias del Ejército, cada 19 de Septiembre. Seguiremos con esta crónica histórica y relatando las anécdotas ocurridas, para ir aclarando y posicionando la verdadera historia del Club de Huasos y Rodeo Gil Letelier