Cuando las noches otoñales traen consigo los primeros fríos del año y comienzan a aparecer las mantas de lana, los abrigos y bufandas, el club se viste de gala y se transforma en el mejor escenario para que un vino navegado entregue su calidez al ritmo de cuecas, tonadas y danzas que llegan de tierras míticas y lejanas.
A bordo de acordeones, guitarras y bombos, entre un halo de mantillas renegridas, llega la magia del caleuche y el trauco que nos envuelven al compás de la huillincana. Los ropajes de su gente destilan humo y lluvia, misterio y viento; sus tacones gruesos saben de caminos largos entre lomajes y bosques, entre mareas y corderos, entre palafitos y botes pesqueros. Son los aires chilotes que inundan la Gran Ramada, atados a un pañuelo o al ala corta de un sombrero negro.
Por su parte, en desnudos vientres y caderas cadenciosas soplan exóticas brisas de ultramar. Isla de Pascua se apodera de la pista mientras resuenan ukeleles, thoeres y taras. El ritmo frenético de hombres vigorosos y descalzas bailarinas llena de sensualidad el ambiente; desnudez que, pese al frío reinante, se tempera a golpe de manos, batidas de piernas y brazos, entre emplumadas faldas y atrevidos taparrabos. Son parte de nuestro Chile, desconocidos y muchas veces ignorados. Aroma de aguas cristalinas, piedras milenarias y volcanes apagados, langostas, torsos soleados, techumbres de coirón, vientos del weste, monumentos y dioses olvidados. Ombligo del mundo que descansa sensual en sinuosas curvas que se mecen cual olas de piel dorada.
Cajas y trompetas inundan la noche, asoma el caliche, la vicuña y la alpaca, las cumbres más altas, jeroglifos, arena infinita y salares interminables. Mil colores anuncian la llegada de una morenada. Sombreros y trenzas no alcanzan a ocultar los rostros curtidos de frío, de sol y de sal, de silencio y soledad, de lagunas altiplánicas, de desierto y mineral. Alegres faldas que cobran vida en cada giro nos hablan de piernas robustas de tanto andar. Corbatas, chalecos y adornos se encienden de vida en cada paso que dan. Son los hombres y mujeres del norte que vienen con su trote y su huaino, su cachimbo y su cacharpalla cargados de religiosidad, buscando quizás una Virgen a la cual le puedan danzar. Hombres y mujeres admirables, fundidos con la Pachamama bajo el azul celestial. Se escucha la quena, el pincullo, la zampoña, la matraca y el charango, mientras, a lo lejos, una ocarina lastimera le conversa al cóndor desde algún bofedal.
Uno a uno fueron pasando los paisajes de la patria en un desfile de canciones y danzas, hasta llegar a la zona huasa del Chile central.
La noche era de lujo, de música, de baile, de chilenidad y se contaba con la presencia de una pareja de bailarines excepcional. Los flamantes Campeones Regionales de Cueca, Macarena Rodríguez y Claudio Muñoz, que próximamente representarán a la Región Metropolitana en el Campeonato Nacional de Cueca de Arica, accedieron a la invitación que les formulara el director de la Rama Folclórica, Fredy Bravo, y tuvieron la gentileza de mostrar sus destrezas en la pista. Por supuesto no defraudaron a nadie, pues dejaron de manifiesto por qué eran los campeones.
Luego de bailar tres hermosos pies de cueca, el público los premió con un cerrado aplauso y depositó en ellos su apoyo ante el importante compromiso que se avecina en la ciudad del norte.
Pero aún quedaban más cuecas y tonadas por ver y escuchar. Sobre el escenario el Grupo Antología Chilena se lució con su arpa, guitarras y hermosas voces. Ellos aportaron con sus acordes en cada cueca que se bailó en la cancha y aún faltaba que se presentaran los dueños de casa, cuya actuación estaba programada como último número, antes de dar inicio a la fiesta bailable.
Guitarras y pandero en mano las voces de Antología Chilena se hicieron escuchar, en tanto que la Agrupación Folclórica del Gil Letelier exhibía distintas coreografías centrinas. Mantas y polleras, espuelas y pañuelos, dieron cuenta del variado abanico de danzas que huasos y chinas tenían para mostrar.
Sin embargo, los pequeños no eran los únicos que tenían su público cautivo, pues durante esta noche de fiesta se realizó también la graduación del Primer Curso de Cueca 2009, donde una quincena de bailarines recibieron su correspondiente diploma, pero no sin antes dar muestras de lo aprendido. Los encargados de entregar este certificado fueron el presidente del club, don Alfonso Tapia M. y el Director de la Rama Folclórica, don Fredy Bravo. (ver fotos)
El excelente trabajo realizado por los profesores de baile, Héctor Bastías y Mary Domínguez, quedó más que demostrado. Labor importante y vital que desarrolla este joven matrimonio en el cultivo de nuestras tradiciones, que es algo que llevan como escarapela prendida en el alma. Horas de ensayo, días de repaso, semanas de entrega por una causa que pocos ven, pero que ellos hacen valer con eficiencia, cariño, dedicación y gran modestia.
Pero retomemos lo que fue esta primera peña del año. Una vez concluida la presentación de baile de nuestro club, acompañados como siempre por Antología Chilena, el director de la Rama tenía preparado importantes reconocimientos. Si bien es cierto que cada conjunto participante recibió un diploma en signo de gratitud, Fredy Bravo se encargó de poner la nota romántica al entregarle públicamente a su señora, Karin Vilches, un hermoso ramo de flores como testimonio de su amor, con el que también le agradecía su permanente apoyo en las labores de la Rama Folclórica. Por supuesto, con beso y todo.
Minutos más tarde, los pañuelos volvieron a su oscuro reposo en algún pliegue del vestido o perfectamente doblados en la cavidad de un bolsillo, para dar paso a las rancheras y corridos que llegaron de la mano de cuatro hermosas doncellas y su orquesta, más conocidas como La Reina Isabel.
En virtud de tal despliegue de minifaldas y torneadas piernas, muchos se apresuraron a buscar ubicación para "escucharlas" mejor.
Una correcta presentación que hizo bailar a todo el mundo arrancó el aplauso de los presentes y los suspiros de algún varón. Las atractivas interpretes de música mexicana se mantuvieron en el escenario por más de una hora con sus afinadas voces, cuidados maquillajes, sombreros tejanos, botas vaqueras y minúsculas faldas.
Digamos que todo el evento fue animado por nuestro gran amigo Esmildo Pastén, que fue objeto, al igual que "La Reina Isabel", del reconocimiento de la Rama y del público presente.
Todo iba bien, todo había resultado de mil maravillas, pero... nada es perfecto. Cuando Esmildo subió al escenario a recibir su premio, algunas señoras del público solicitaron a viva voz que nuestro amigo moviera la colita (craso error). Con la timidez que todos le conocemos, se dio media vuelta y comenzó a mecer su anatomía y, obviamente, se acabó la fiesta.
Esta primera Peña del año tuvo importantes invitados que llegaron a empaparse de folclor. Entre ellas se contó con la presencia de la Sra. Bernardita Bustos, Jefa de Gabinete de la Municipalidad de Santiago; la Sra. Ana Emma Orellana, Directora de Deportes y la Sra. Patricia Campos de Dideco. También estuvo presente el Delegado Regional del Club de Arica, don René Vera y Sra.
El público que colmó las mesas de la Gran Ramada pudo disfrutar de una hermosa fiesta y bailó hasta altas horas. Anticuchos, vino navegado, empanadas y todo tipo de bebestibles sirvieron también para pasar el frío y compartir una noche de alegría.