La Sra. María Arce Contreras, madre de nuestro actual Tesorero, fue quien antes de siquiera pensar en un Restaurant dentro del recinto del Club, atendía a los socios y amigos del Club con sabrosas comidas y un amigable mosto para conversar o compartir algún tema en común. Acompañándonos en el Club desde el año 1972, en la vieja Casa de Piedra ubicada al interior de la Quinta Normal, los socios aprendieron a quererla y sentirla como una madre para aquellos que eran reprendidos cuando hacían alguna broma muy pesada o discutían con otro socio. Testigo presencial del avance del Club y del paso del tiempo en algunos socios, supo ganarse un espacio dentro de la historia del Club por su gran corazón y extenso cariño que supo entregar a todos.

La Sra. María Arce nos dejó un 4 de Octubre de 1997, cerca de las 16 horas. Su partida fue tan súbita como absurda. Un accidente doméstico debido a una caída, permitió que el Señor la tomara en sus brazos y se la llevara. No alcanzamos a despedirnos ni a decirle lo que sentíamos por ella. Solo nos quedó ese sentimiento de vacío que ha costado llenar. Las buenas personas se van de forma tan imprevista, que solo cuando no están nos damos cuenta que nunca le agradecimos la forma en que fueron con nosotros. Así como supo entregar afecto a cada socio, también brindó su cariño de abuelita a los hijos de los socios. Cuando nuestros hijos nos acompañaban y jugaban en el recinto, supo secarles una lagrima por alguna caída o algún rasmillón que no revestía gravedad. De la misma forma, siempre tenia algún dulce o engañito para ellos, los cuales aprendieron a conocerla y saber que era una persona especial. Muchos de esos niños la recuerdan con especial cariño.

Como cada año luego de su sensible fallecimiento, su hijo, don Mario Saavedra Arce, realiza una Misa en su recuerdo. Aún ausente, la Sra. María hace que ese día vuelvan a reunirse los antiguos socios que la conocieron; así es la fuerza de su recuerdo. La acompañan también ese día sus nietos, bisnietos y amigos de la familia.
